domingo, 13 de mayo de 2012

Nueva etiqueta: "Piloto Automático"

Saludos a los lectores de Mindfulness Pilar:

Con la aspiración de responder a las preguntas y sugerencias de aquellas personas más allegadas a Mindfulness Pilar,  creamos una nueva etiqueta en nuestro blog. El objetivo de la nueva etiqueta es dar convergencia a todas las entradas que contengan información a fin con los automatismos y condicionamientos cognitivos-cerebrales.

Los automatismos o condicionamientos nos alienan, y nos mantienen en una condición no fluída que dificulta la conexión con el momento presente. Pero si observamos y desbloqueamos automatismos, nos estaremos sumergiendo en una experiencia  de conexión directa con el momento presente, facilitándose así, el potencial desarrollo de una atención plena totalizadora, momento a momento y sin juzgar
No obstante, lo cierto es que los condicionamientos no son solo cerebrales o cognitivos, y los mismos no siempre están a la vista. Pero esta decodificación (para una posterior liberación), puede ser acertiva  mediante el cultivo de una presencia mental plena y abierta, momento a momento y sin reaccionar.

Aspiramos también, a que la información recopilada en este blog y las próximas entradas creadas; sean para beneficio de todos los seres sintientes.
A su vez, aprovechamos  a compartir una fábula enviada por uno de los practicantes de Mindfulness, en Mindfulness Pilar, luego de un movilizante encuentro en el que se trató el tema del "Piloto automático".



"La mente universal es como un gran océano.
Su superficie es ondulada y alterada por las olas.
Pero en su profundidad, permanece inmóvil."


- Budha
La fábula de los monos y los plátanos

Un grupo de científicos encerró a cinco monos en una jaula, en cuyo centro colocaron una escalera y, sobre ella, un  montón de plátanos.

Cuando uno de los monos subía la escalera para agarrar los plátanos los científicos lanzaban un chorro de agua fría sobre los que se quedaban en el suelo.

Pasado algún tiempo, los monos aprendieron la relación entre la escalera y el agua, de modo que cuando un mono iba a subir la escalera, los otros lo molían a palos.

Después de haberse repetido varias veces la experiencia, ningún mono osaba subir la escalera, a pesar de la tentación de los plátanos.

Entonces, los científicos sustituyeron a uno de los monos por otro nuevo.

Lo primero que hizo el mono novato nada más ver los plátanos fue subir la escalera. Los otros, rápidamente, le bajaron y le pegaron antes de que saliera el agua fría sobre ellos.

Después de algunas palizas, el nuevo integrante del grupo nunca más subió por la escalera.

Un segundo mono fue sustituido, y ocurrió lo mismo con el que entró en su lugar.

El primer sustituido participó con especial entusiasmo en la paliza al nuevo.

Un tercero fue cambiado, y se repitió el suceso.

El cuarto, y finalmente el quinto de los monos originales fueron sustituidos también por otros nuevos.

Los científicos se quedaron con un grupo de cinco monos que, a pesar de no haber recibido nunca una ducha de agua fría, continuaban golpeando a aquél que intentaba llegar hasta los plátanos.

Si fuera posible preguntar a alguno de ellos por qué pegaban con tanto ímpetu al que subía a por los plátanos, con certeza ésta sería la respuesta:

"No lo sé. Aquí, las cosas siempre se han hecho así"



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