miércoles, 16 de mayo de 2012

El piloto automático nos condiciona a una imagen auto-limitada de nosotros mismos




Nadie puede ser esclavo de su identidad:
cuando surge una posibilidad de cambio,
hay que cambiar


-Elliot Gould
¿Conoces tu verdadera identidad?
En una entrada anterior, hicimos referencia a una epidemia anónima: La falta decompasión por uno mismo. Por lo que hoy, retomando el eje de ese artículo, afirmamos que una de las causas por las cuales, podríamos no tener compasión por nosotros mismos, es por no saber en verdad quiénes somos. Si la compasión por nosotros mismos esta ausente, es porque tenemos una imagen limitada y limitante, de quiénes somos y cuáles son nuestras verdaderas potencialidades.

Una imagen limitada, no sólo es perjudicial para el ser humano, sino para los grupos de humanos y organizaciones.

A modo de ejemplo, tomemos el caso de una ama de casa. Ella, probablemente, circunscriba todos sus comentarios públicos que se autoreferencial como “Soy la Señora de...”; “Yo soy la esposa de...”. Seguramente, se ve a ella misma administrando “la casa de él”, comprándose ropa “que le gusta a él” y -seguramente también- cocinando para él. No obstante, ese rígido papel, no implica que la persona no sea feliz. Pero aquí sería interesante cuestionar sobre ¿Qué pasaría si el señor de la noche a la mañana arma sus maletas y se va para no volver jamás? Nuestra hipotética ama de casa ¿sería capaz de funcionar cuando cambiasen las reglas del juego?
Lo cierto es que cualquier ama de casa, desempeña muchos papeles, a saber: Hermana, hija, tía, sobrina, pintora aficionada, amante de los perros y gatos, etc.

Si ella, tomase consciencia de estas diferencias, sería menos vulnerable a las pérdidas (especialmente, si su marido se va con un portazo). Si ella, en vez de converger todas sus autodeficiones en función de los otros, y comenzase a integrar su rol y status en función a todas las otras cosas que hace y gusta -además de ser ama de casa- a lo mejor encuentre una continuidad en su vida. Y refresque su cuerpo-mente-espíritu.

“Mentalidad resultadista” o "Mentalidad Mindful"

Otro de los factores que limitan nuestro desarrollo y nuestra auto-imagen, es centrarnos en el resultado y no en el proceso. Cuando envidiamos los bienes, logros o características de otras personas, lo que suele suceder es qe hacemos una comparación errónea. Es posible que estemos mirando los resultados de sus esfuerzos y no el proceso que realizaron para conseguir esos resultados.

Muchas veces, cuando estamos contaminados por pensamientos envidiosos, no comprendemos tal vez, que lo que es bueno para uno, puede ser malo para otros, y que las conquistas en esta vida se hace mediante un gran esfuerzo. Por otra parte, esta contaminación mental, nos desconecta de nuestras necesidades. Es decir, buscamos y envidiamos cosas que no siempre necesitamos para ser feliz y estar plenos. ¿Qué se necesita para estar pleno y feliz? ¿Muchos autos, dinero, una casa más grande y otra en la montaña? ¿Acaso hay que tener un título universitario o una posición importante para estar sano y feliz?


El amor verdadero es la aceptación
de todo lo que es, ha sido, sera y no sera

- Jack Arteaga
Por otra parte, también hay que cuidar las tendencias condicionadas de la mente, de ir al otro extremo. Muchas personas, auto-limitan su potencial y su actuar en el mundo, mediante una imagen de sí mismo demasiado narcisista o engreída. En otras palabras, la falsa sensación de creerse superior a los otros, es perjudicial para el ser humano, como verse o sentirse menos a los demás.
La realidad, es que el equilibrio y la salud biológica, psicológica, social y espiritual se encuentra, en primer lugar siendo quienes somos. Para eso, es menester pasar por un proceso de aceptación e integración plena de los aspectos más funcionales de nuestra mente con los aspectos menos funcionales. Para ser quienes somos, no se necesita más que aceptar lo que hay. ¿Acaso usted ya no es usted? No hace falta buscar en ningún lado su verdadero ser. No hace falta ir a ningún lado, ni comprar nada. No hace falta pedir prestado ni ninguna medicación para ser quienes somos. Usted ya es usted.

Él -su verdadero ser- ya está aquí presente mientras lee estas líneas. Pero cabe un espacio para preguntar -entonces- ¿Dónde está mi mente que no encuentra mi verdadero ser? ¿Porqué negarnos a nosotros mismos la posibilidad de ser “seres humanos plenos”?
Para resolver este tipo de encrucijadas, es que se recomienda la práctica disciplinada de Mindfulness. Para volver a nuestros sentidos, traer la mente a casa y habitar nuestro cuerpo; con un pleno uso de sus facultades.

En definitiva, luego de trabajar en psicoterapia con Mindfulness, los pacientes, progresivamente, van aprendiendo a des-identificarse con esas etiquetas y pre-conceptos que en algún momento asumieron como “normales”; comprendiendo en última instancia que todas esas etiquetas que se auto-impusieron, no hace más que perjudicar su evolución como ser humano.
La práctica de Mindfulness nos invita a re-educar la mente. Aceptando lo ya presente, es que podemos apelar a un proceso de cambio y de renovación. La clínica en Mindfulness, muestra una y otra vez, que en cuestión de poco tiempo, se puede aprender a cambiar el “piloto automático” de la imagen limitadora de nosotros mismos.

Mindfulness, nos permite recuperar los aspectos más sanos de nuestro “niño interior”; y como ellos, cambiamos nuestro sistema de valoración, re-categorizando nuestras necesidades y asumiendo un rol activo en el cuidado de la salud mente-cuerpo; aumentamos nuestro bienestar y las ganas de vivir.

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