lunes, 25 de junio de 2012

Entrevista a Jon Kabat Zinn - Segunda Parte

Sobre quién es Kabat Zinn
Aquellos que quieran conocer más detalladamente la vida de jon Kabat Zinn, les sugerimos por favor que tengan a bien clickear el siguiente enlace: JON KABAT ZINN
Sobre la entrevista a Kabat Zinn
La siguiente entrevista es la segunda parte, de una realización llevada a cabo por  Mariano Wolfson, la misma fue publicada originalmente en la revista "uno mismo" Aquellos que quieran leer la primera parte, por favor, tengan a bien clickear el siguiente enlace:

ENTREVISTA A JON KABAT ZINN Pt 1


¿Cuál es la diferencia entre su programa y otro tipo de terapias o medicinas alternativas?


Insisto: nuestro programa no es alternativo; formamos parte de los departamentos de medicina, publicamos investigaciones en revistas de renombre y tenemos evidencia científica de que nuestro enfoque tiene resultados palpables. Tratamos de aprovechar al máximo los recursos profundos internos de cada paciente a través de su propia participación en el proceso curativo, y de movilizar esas capacidades internas para que logre responder mejor bajo condiciones estresantes, es decir, optimizar lo que yo llamaría “inteligencia emocional”.

Dos años atrás realizamos un estudio entre personas con psoriasis. Dividimos a los pacientes en dos grupos: el primero, al mismo tiempo que recibía el tratamiento médico indicado —con rayos ultravioleta— realizaba una meditación guiada; el segundo, entretanto, sólo recibía fototerapia. El resultado fue sorprendente: el primer grupo sanó cuatro veces más rápido que el segundo. Eso demuestra que la mente puede influenciar un proceso de curación. Además, si la persona se puede curar cuatro veces más rápido participando con su mente en el proceso, va a necesitar menos tratamiento, con lo cual va a bajar el costo; y como los rayos ultravioleta también representan un riesgo de cáncer, al requerirse menos tratamiento, también baja el riesgo.

Las investigaciones demuestran además que las partes del cerebro que controlan la inteligencia emocional son realmente estimuladas a través de nuestro programa. Hicimos otro estudio en una compañía de biotecnología cuyos empleados trabajaban bajo condiciones de gran estrés. Dividimos al personal en dos grupos; uno tomó el programa de ocho semanas, y el otro no. Luego se obtuvieron sus ondas cerebrales en el laboratorio y se midieron sus sistemas cardíacos e inmunológicos, en tres momentos distintos: antes del curso, cuando terminó el programa y cuatro meses luego del cierre.

Y lo que hallamos fue que una región particular del cerebro, la zona cortical prefrontal izquierda, estaba mucho más estimulada en los que habían meditado. Esta zona del cerebro controla la respuesta a las emociones fuertes durante el estrés: las personas que tienen una baja activación de esa región no responden bien en situaciones estresantes (lo hacen con mucha tensión, ansiedad y furia); quienes la tienen más estimulada responden de una manera más calma. Incluso hay otros estudios que indican que la felicidad estaría asociada con una gran activación de esa región.

Por otra parte, al finalizar el curso les aplicamos a estas personas la vacuna de la gripe, para ver cómo respondía su sistema inmune. Y otra vez, el grupo que había experimentado el programa mostró una respuesta de anticuerpos más fuerte que los no meditadores. Si dibujamos en un gráfico el cambio en el cerebro versus el cambio en el sistema inmune, resulta que hubo una relación lineal (la gente que mostró el mayor cambio cerebral también mostró el mayor cambio inmunológico); eso sugiere que lo que la gente aprende durante las ocho semanas produce cambios en el cerebro, en la dirección de un sistema inmunológico más robusto.

Este estudio, sumado a las contribuciones de otros científicos, demuestra el poder de la conexión entre mente y cuerpo para la curación, por un lado, pero también para vivir la vida como algo que realmente vale la pena, sintiéndose más integrado y menos fragmentado como persona. Y creo que ésta es una descripción adecuada de lo que la gente obtiene con nuestro programa.





Mindfulness, es una las pocas
disciplinas muy respetadas en el
ámbito científico como en el espiritual.
¿Cómo recibió su propuesta la comunidad científica?
Al principio a nadie le importó. Todos estaban tan ocupados haciendo sus tareas cotidianas que nadie se interesó en prestar atención a lo que alguien más proponía. Pero luego de ver una serie de resultados que hemos publicado, la respuesta ha sido muy favorable. En todo este tiempo nunca hubo ningún tipo de reacción negativa, ni en nuestro propio hospital ni en la Facultad de Medicina, y tampoco en el resto de los EE.UU. Pienso que esto se debe a que ocurrió en el momento justo. Hacia el año 1979 la medicina, por lo menos en EE.UU., había llegado a un punto en el que era evidente que existían límites reales a lo que se podía hacer. De hecho, lo que se puede hacer es maravilloso, pero la realidad es que ocurren muy pocas curaciones para enfermedades crónicas y tampoco se han logrado -sólo con los métodos tradicionales- cambios relacionados con la forma de vida de las personas. 

¿Todavía cree en el enfoque médico tradicional?


Pongámoslo de este modo: si te atropellara un auto, ¿preferirías que te lleven a un centro de meditación o a un hospital? A un hospital, evidentemente. Pero también pretenderías que te traten como una persona: quisieras que el médico junte tus huesos otra vez y detenga las pérdidas de sangre, pero también que te diga qué estuvo mal y te convierta en un socio del proceso de rehabilitación.

Nosotros no creemos que haya nada malo con la medicina, pero pensamos que su enfoque es un tanto estrecho, y que en el siglo veintiuno tendrá que aprovechar todo el aporte tecnológico, pero sin desestimar el reconocimiento mutuo del médico y el paciente como seres humanos. Y esto es lo que la dimensión mente-cuerpo está mostrando a la medicina: que el paciente realmente tiene grandes capacidades.
Y si podemos enseñarle algo de meditación para ayudarse a sí mismo en el proceso de curación, para que se sienta mejor acerca del accidente y entienda que tiene esperanzas de recuperarse y vivir una vida plena, esa es una parte muy importante de la buena medicina. El estudio de los pacientes con psoriasis demostró que la mente puede acelerar dramáticamente el proceso de curación; entonces sería estúpido no utilizar esas capacidades, cuando están allí para ser usadas. 


En virtud de su experiencia, ¿se atrevería a decir que en la base de las enfermedades crónicas está la falta de intimidad de las personas consigo mismas? 


Sin duda. Creo que la falta de intimidad con uno mismo o la falta de autoconocimiento es la fuente de todos los problemas que hay en el planeta, incluyendo los ecológicos y de salud en general.



Ustedes ofrecen seminarios para médicos: ¿han notado cambios en su actitud hacia los pacientes, algún intento de involucrarse más con ellos, por ejemplo?
Es complicado. Los médicos que nos envían a sus pacientes se benefician con el trabajo que hacemos porque estas personas comienzan a responsabilizarse más por sí mismas. Pero estos doctores, que son lo suficientemente concientes como para remitir sus pacientes al Centro de Reducción del Estrés, probablemente ya tenían una muy buena relación con ellos. Nuestros programas de entrenamiento para profesionales atraen a aquellos médicos que sufren por la manera en que se está practicando la medicina últimamente.

De alguna manera el trabajo interior de meditación los ayuda a recuperar las razones por las cuales eligieron la profesión inicialmente. En este tiempo en que la medicina clínica se ha acelerado tanto, en que se exige a un médico ver cada vez más gente en tiempos limitados, es muy fácil perder la brújula interna y tratar a los pacientes como objetos. No porque no se sepa cómo atenderlos mejor, sino porque hay demasiada presión. En estos programas de entrenamiento los médicos encuentran algo en sí mismos, la mayor parte de las veces, que realimenta su pasión por la práctica médica y los ayuda a encontrar maneras de estar más presentes en el trabajo, con la mente más abierta y más receptivos a los problemas de sus pacientes.

En la actualidad más y más doctores están empezando a repensar la manera en que llevan adelante su tarea. Y algunos incluso llegan a ver a sus pacientes en grupo, para así poder pasar más tiempo con ellos: ven por ejemplo a veinte personas con problemas similares juntas, en dos horas, enfocándose más en lo que está bien en ellas, y no tanto en lo que está mal.


De algún modo esto implicaría que los roles del maestro espiritual, del médico y el psicoterapeuta empiezan a reunificarse...


En un sentido, sí. Esta era justamente la idea hipocrática original para los médicos. Pero hoy se espera que éstos sean grandes científicos, que estén al tanto de los últimos resultados de los estudios acerca de las enfermedades, que sean compasivos y escuchen los problemas de los pacientes, entiendan su situación compleja y encuentren un tratamiento o una solución eficiente. Es demasiado. La única manera en que los profesionales pueden resolver esto es agrupando todas estas demandas en un esfuerzo común, en lugar de trabajar completamente fragmentados ante todas las exigencias que se les presentan. Y el enfoque de la presencia mental y la reducción del estrés puede facilitar este desarrollo.
Jon Kabat Zinn en Google (english)

 

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