jueves, 22 de marzo de 2012

El momento histórico de Mindfulness

Contextualización socio-cultural de Mindfulness

En esta encrucijada histórica de principios del siglo XXI, estamos siendo testigos de la irrupción de las prácticas meditativas orientales en la teoría y en la práctica de la psicología, de la psicoterapia y, en general, de la ciencia occidental.
Este fenómeno, de carácter probablemente excepcional, se está produciendo como consecuencia de, al menos, tres factores.


Primer factor

En primer lugar, nos encontramos con la divulgación en occidente de las filosofías y prácticas orientales de meditación que comenzó en la segunda mitad del siglo XX con la marcha de numerosos jóvenes occidentales a países asiáticos, en busca de la novedad y libertad que prometían las filosofías y religiones del lejano Oriente. Este fenómeno se vio sorprendentemente completado por otro de muy diferente naturaleza; la huida de numerosos monjes tibetanos de su país, como consecuencia de la invasión china del Tibet, en 1951, y la implantación de la Región Autónoma del Tibet.
Esta huida fue el origen de una diáspora que acabó con la creación de numerosos centros budistas de origen tibetano en todas las grandes ciudades occidentales. En la actualidad, la creciente comunicación entre Oriente y Occidente se produce en los dos sentidos, como parte del fenómeno más general que se suele denominar globalización. Ambas culturas se influyen y se fecundan mutuamente y dentro de esa influencia se ha producido la propagación de algunos aspectos de las tradiciones meditativas de las diversas amas del budismo, del hinduismo y del taoísmo, principalmente.

Segundo factor

En segundo lugar, en la psicología occidental se está produciendo una maduración de la psicología cognitiva y, sobre todo, de las terapias cognitivas, dentro de lo que se llaman las terapias de tercera generación. Las terapias cognitivas constituyen un terreno fecundo en el que las técnicas relacionadas con la atención plena, pueden implantarse y fructificar. Aunque la atención plena, no es un fenómeno exclusivamente cognitivo, sí que se caracteriza por un fuerte componente de ese carácter, el cultivo de la atención y de la concentración. Es natural que, al conocerse la meditación de origen oriental en los círculos psicológicos occidentales, los psicólogos cognitivos adivinaran las enormes posibilidades terapéuticas que mindfulness posee. A eso hay que añadir que, en las propias tradiciones religiosas orientales, el carácter terapéutico de muchas de sus prácticas es evidente (sería muy interesante hacer un estudio de las aplicaciones específicamente terapéuticas de muchas prácticas meditativas). 

En la actualidad existen ya diversas técnicas terapéuticas surgidas en la psicología occidental, en las que mindfulness juega un papel destacado. Las más conocidas son: La reducción del estrés basada en mindfulness (MBSR: Kabat-Zinn, 2003); la terapia cognitiva basada en mindfulness (MBCT: Segal, Williams, Teasdale, 2002); la terapia de aceptación y compromiso (ACT: Hayes, Strosahl y Houts, 2005) y la terapia conductual dialéctica (DBT: Linehan, 1993; García Palacios, 2006), utilizada en el tratamiento del trastorno límite de personalidad. Para una visión de conjunto del estado actual de la aplicación de mindfulness en psicoterapia puede consultarse el libro de Germer, Siegel y Fulton (2005): Mindfulness and Psychotherapy.



Tercer factor

En tercer lugar, existe otro aspecto de la ciencia occidental que ha alcanzado un grado de maduración que lo hace confluir con la práctica de la meditación. Me refiero a la neurociencia, y en particular a lo que se llama neurociencia cognitiva y neurociencia afectiva.

Los avances de algunos métodos de estudio del cerebro, como las técnicas de neuroimagen y el procesamiento computarizado de las señales electroencefalográficas, hace que estemos en condiciones de estudiar los correlatos neurobiológicos de los pensamientos y de las emociones con un grado de precisión, tanto espacial como temporal, que hace unos 20 o 30 años resultaban inimaginables.

Estas técnicas nos están permitiendo conocer la interacción mente-cerebro por primera vez en la historia de la humanidad y ellas han comenzado a hacer posible saber lo que sucede en el cerebro cuando se practica mindfulness. En estrecha relación con la neurociencia, se encuentra el área interdisciplinaria que Siegel (2001) ha denominado Neurobiología Interpersonal (IPNB: Interpersonal Neurobiology), que estudia la forma en que las relaciones interpersonales afectan al desarrollo cerebral. Aunque las interacciones interpersonales puedan parecer en un principio algo muy alejado de la meditación, veremos a lo largo de este artículo la profunda relación que existe entre ambos, relación que se establece precisamente a través del conocimiento de la actividad de ciertos circuitos cerebrales.

Ahora, nuevos horizontes

La peculiaridad y novedad de la situación actual reside precisamente en la posibilidad de que se produzca un diálogo entre disciplinas que antes se encontraban bastante aisladas, como la neurociencia, la psicología del desarrollo, la psicoterapia y el propio conocimiento de la mente (mindsight) que se alcanza por la práctica de mindfulness. Todos estos conocimientos se potencian mutuamente, siendo posible llegar a niveles de comprensión de la realidad humana mucho más profundos que los derivados del cultivo aislado de cualquiera de estas disciplinas. Como fruto de esta interconexión, estamos asistiendo al nacimiento de un nuevo lenguaje interdisciplinar que puede servir de puente entre los conocimientos neurobiológicos y la práctica clínica de la psicoterapia, ya que es posible interpretar neurobiológicamente muchos de los fenómenos psicológicos observados en la clínica.

Esta comprensión recientemente adquirida está dando paso, no sólo a una nueva forma de pensar por parte del terapeuta, sino también a que el paciente piense de forma diferente sobre sus propias funciones mentales e incluso sobre su propia psicopatología.

Vicente Simón
Neurobiología y Mindfulness

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