martes, 20 de diciembre de 2011

La reacción al estrés y la respuesta al estrés

Haga el ejercicio mental de responder a la siguiente pregunta: ¿Qué podría ocurrir si prestásemos más atención a nuestras reacciones de estrés y aprendiésemos a responder de un modo más constructivo y armonioso?

Cuando somos conscientes del estrés que impregna nuestra vida y del modo en que afecto a nuestro cuerpo y a nuestra mente, podemos empezar a desarrollar habilidades que nos sirvan para alcanzar un mayor equilibrio, no sólo en nuestra vida, sino también en nuestra respuesta al estrés.

En "Vivir con plenitud las crisis", Jon Kabat Zinn estableció una importante distinción entre los conceptos de reacción al estrés y de respuesta al estrés. Aquella se ve generalmente alimentada por pautas habituales inconscientes aprendidas, con mucha frecuencia, de los retos y las experiencias del pasado, entre las que cabe destacar el empleo de técnicas de enfrentamiento inadecuadas como fumar, el abuso de sustancias, la adicción al trabajo y la sobre actividad que acaban desembocando, a largo plazo, en el colapso mental y físico. La respuesta al estrés, por el contrario, no aspira tanto a reprimir las emociones como a reconocerlas y desarrollar herramientas  que nos permitan gestionarlas adecuadamente. Cuanto más atentamente aprendemos a responder al estrés, más se debilitan las viejas pautas inconscientes que se disparan de manera automática por defecto asociadas a las reacciones de estrés, y más se abren también, en consecuencia, las puertas a nuevas formas de enfrentarnos al estrés y transformarlo. En este sentido, la conciencia se asemeja a prender una luz en medio de la oscuridad de nuestras reacciones desatentas. Y es que, cuanto más claro podamos ver, más adecuada será también nuestra respuesta.

La zona coloreada con Celeste corresponde
a la lóbulo frontal
Uno de los principales beneficios del Mindfulness es que nos permite reconocer un amplio abanico de experiencias, entre las que también se cuentan estados internos difíciles, como la agitación y el miedo. Y, al aportar claridad y conciencia a todas nuestras experiencias internas, puede desempeñar asimismo un papel fundamental en el restablecimiento del equilibrio entre el acelerador y el freno, es decir, entre los sistemas nerviosos simpático y parasimpático. En "The Mindful Brain", Dan Siegel describe esta estabilización de la atención como una ampliación de la conciencia que posibilita la observación de diferentes estados mentales, incluidas las reacciones al estrés. Además, también cree que el mindfulness permite a la corteza prefrontal del cerebro equilibrar, de manera flexible y adaptativa, las dos vertientes del sistema nervioso autónomo, generando así una mayor ecuanimidad. Esta combinación entre la observación y ecuanimidad puede resultar muy útil para no quedarnos atrapados en nuestros contenidos mentales y en nuestras reacciones automáticas.

El cuerpo está tan estrechamente ligado a la mente que la capacidad de transformar el estrés y responder de forma más ecuánime tiene profundas implicaciones en nuestra salud física. El mejor de los cuidados médicos es el que uno puede proporcionase a sí mismo, lo que nos permite tener cierto control sobre nuestro propio bienestar. En éste sentido, la práctica del mindfulness constituye una herramienta muy poderosa para ayudarnos a asumir un papel activo a la hora de cuidar de nosotros y contribuir positivamente a la mejora de nuestro bienestar global.

A continuación encontrará enlaces que le permitirán profundizar algunos conceptos mencionados, pero cuya explicación exeden los límites de la misma:

Corteza prefrontal:
http://es.wikipedia.org/wiki/Corteza_prefrontal

Sistema nervioso autónomo:
http://es.wikipedia.org/wiki/Sistema_nervioso_aut%C3%B3nomo

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