jueves, 8 de septiembre de 2011

Algunas consideraciones sobre los estados depresivos

¿Quién no se sintió triste alguna vez, apático y sin energía para realizar las tareas cotidianas? La mayoría de la gente transita por estados de ánimo como éste, pero por un corto período de tiempo, y luego vuelve a ser como siempre.
Debido a que los períodos de tristeza son aspectos inherentes de la experiencia humana, es que puede resultar dificultoso darse cuenta si se está atravesando por una depresión.

Una depresión clínica se diferencia de una experiencia de tristeza normal por su intensidad y duración, además interfiere en la capacidad de funcionamiento de la persona que la padece. Asimismo esta conlleva diversos síntomas psicológicos y físicos.

El DSM (Diagnostic and Statistical Manual of Mental Disorders) clasifica a los fenómenos y estados depresivos como Trastornos del Estado de Ánimo, ya que se caracterizan por marcadas desviaciones del estado de ánimo.
Los criterios del DSM-IV indican que se trata de un estado de ánimo deprimido, triste , desesperanzado en extremo la mayor parte del dia y que dura al menos dos semanas, acompañado por una marcada perdida de interés y de la capacidad de disfrutar y experimentar placer en casi todas las actividades de la vida.
También Presenta síntomas cognitivos y emocionales como visión negativa de si mismo, del mundo y del futuro, sentimientos de inutilidad o culpa, indecisión, pensamientos de muerte, ideación suicida, y síntomas físicos o fisiológicos como alteraciones del sueño, cambios significativos en el apetito y en el peso, disminución notable de la energía, cansancio y fatiga, cambios psicomotores como agitación o enlentecimiento y dificultades en la concentración.




El grado de incapacidad asociado a un episodio depresivo mayor es variable, pero hasta en los casos de depresion leve se presenta un malestar significativo, deterioro social, laboral o de otras áreas importantes de la actividad del sujeto.
Durante ese estado se pueden hallar síntomas y trastornos mentales asociados: llanto, irritabilidad, rumiaciones obsesivas, ansiedad, fobias, crisis de angustia, preocupación excesiva por la salud física, fibromialgia, quejas de dolor, problemas en la actividad sexual, problemas en las relaciones interpersonales, tristeza profunda problemas laborales, problemas escolares, abuso de alcohol y otras sustancias.

La consecuencia más grave de un episodio depresivo mayor, es la tentativa de suicidio o el suicidio consumado.
Estos episodios van precedidos, muchas veces, de algún evento de estrés psicosocial como la muerte de un ser querido, una separación matrimonial, perdida del trabajo o del sostén económico entre otras cosas.
La duración habitual de este estado sin tratamiento es indeterminada.

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