martes, 6 de septiembre de 2011

3 PASOS PARA ROMPER CON EL HABITO DE CRITICARSE A SI MISMO Y/O A LOS DEMAS

En buena fe: El siguiente texto, es una mejorable traducción y adaptación de un artículo publicado el 31 de agosto del 2011, en el blog de Elisha Goldstein, Ph.D.
Quienes comprendan el idioma inglés, y quieran recurrir directamente a la fuente, lo podrán hacer dirigiéndose al siguiente enlace:
http://blogs.psychcentral.com/mindfulness/2011/08/3-steps-to-break-the-self-judgment-habit/#more-2008



3 PASOS PARA ROMPER CON EL HABITO DE CRITICARSE A SI MISMO Y/O A LOS DEMAS

Criticar es inherente a la condición humana
La necesidad de criticar y juzgar, es inherente a nuestra naturaleza humana, por tal, vano es negarlo.  Seguramente, algunos seremos más talentosos que otros a la hora de juzgar y criticar.
 Es curioso observar cómo criticamos y juzgamos a los demás (y a nosotros mismos), y cómo esto –sin darnos cuenta- nos afecta.
Generalmente, esta actitud en vez de ayudar y contribuir al bienestar no hace más que empeorar las cosas. Como una toxina, nubla e intoxica nuestro cuerpo-mente, alejándonos de la claridad, la compasión y el entendimiento. Es por eso, que aquí compartimos una  práctica basada en la meditación “Metta”. (Nota del traductor: los interesados en saber qué es la meditación metta, pueden ingresar al siguiente link e informarse al respecto: http://es.wikipedia.org/wiki/Metta )

Acepte que critica
En primer lugar, procura percatarte –si es que puedes- de ver los impulsos que te instan a criticar y juzgar a otra persona, o a ti mismo. Intenta descubrir cuál es la emoción subyacente a ese accionar condicionado. ¿Será quizás por una sensación de molestia, irritación o tal vez el cansancio? Por lo general, la necesidad de criticar a los demás surge de una emoción incómoda que vivimos en este momento. Es como si la estrategia de la mente es hacer uso de la critica, para alejarse de lo que le es incómodo.
Esta sencilla práctica –que encontrarás a continuación- podría ayudarte a ser más consciente de vuestras reacciones automáticas, y a lo mejor, le brinde el  poder y autoconfianza suficiente como para hacer un cambio, y discontinuar con ésta actitud crítica y juzgadora, que como dijimos anteriormente, solo empeora las cosas.
A veces, también sucede  que la mayoría de nosotros  nos criticamos  a nosotros mismos más que a otras personas (estoy gordo/a, soy feo/a, no voy a poder, soy un fracasado, nada me sale bien, si tan solo fuera más alto/a, etc.).
Mediante un trabajo comprometido con nosotros mismos, podríamos comenzar a  notar cuando nos estamos criticando. Entonces, quizás así,  podremos tomar conciencia de la sensación que está ahí dentro nuestro para romper este ciclo de auto-crítica y de –innecesaria- incomodidad.

Práctica para contrarrestar las reacciones de crítica a los demás o a sí mismo
Aquí les brindo, entonces,  una manera mediante la cual ustedes podrían lograr  ese cometido de romper el molesto hábito de la crítica; tanto si la crítica es para otra persona o hacia ustedes mismos. Prueba si eres capaz de conectarte con tu corazón y procurar enviar un mensaje de amor y bienestar a la persona que criticas o a ti mismo-
Mediante las siguientes afirmaciones amorosas y amables, usted podrá traer mayor compasión a su vida cotidiana cuando su mente –en forma automática- comience a criticar  y juzgar:

“Puedas tu estar bien;
Pueda tu mente y cuerpo estar saludable;
Puedas tu estar libre de autocríticas;
Puedas tu ser feliz”
(Aclaración pertinente: en caso de que el objeto de críticas sea usted mismo, simplemente, cambie el pronombre personal de la oración, y procede de igual manera. Ej; en vez de decir “puedas tu estar…” repítete “pueda yo estar…”)

Pasando en limpio:
Paso 1: Tomar conciencia de las críticas, tanto sean para otras personas como para nosotros mismos

Paso 2: Identificar el  sentimiento subyacente a la crítica, reconócelo, es fundamental ser consciente de ello.

Paso 3: Envíe frases compasivas y empáticas para conectar con usted o con la otra persona.

Anímese a vivir plenamente
Procure no usar su condicionado sistema de críticas con éstas afirmaciones, y permítase jugar el juego de la compasión. Deje que la experiencia cotidiana sea su maestro. Aprende de la vida, con naturalidad, viviendo en el presente, aquí y ahora

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